Museo Guggenheim Bilbao
El Museo Guggenheim, joya de la corona de la arquitectura de Bilbao e inaugurado en 1997, es uno de los cinco museos que la Fundación Solomon R. Guggenheim ha puesto en marcha en todo el mundo.
Esta obra maestra es producto del trabajo del arquitecto canadiense Frank O. Gehry, ganador del premio Pritzker en 1989. El arquitecto fue seleccionado por la Fundacion Solomon R. Guggenheim entre tres de los más grandes e innovadores arquitectos de la época, entre los que se encontraban, además del propio Gehry, Santiago Calatrava y Arata Isozaki. Curiosamente, estos dos ultimos arquitectos acabarían dejando su impronta en la ciudad a traves del puente Zubizuri y la Isozaki Atea, respectivamente.
En el edificio son perfectamente reconocibles las señas de identidad que Gehry confiere a todos sus edificios: formas orgánicas, volúmenes, formas geométricas simples, en definitiva, una arquitectura impactante. Según las palabras del propio Gehry, sus edificios deben de ser por sí mismos una obra de arte, como si fueran una escultura, ni que decir tiene que en Bilbao este fue un objetivo cumplido, no hay nada que llene más de orgullo a un bilbaino que llegar a la ciudad en el autobús del aeropuerto y ver cómo los viajeros comienzan a resoplar y a emitir sonidos de asombro al toparse de bruces con esta joya de la arquitectura mundial.
El Museo Gugenheim está situado al borde de la ría, en una antigua zona industrial de la ciudad hoy en día completamente reurbanizada, pero que Frank Gehry reflejó tanto en el aspecto exterior como en la forma del edificio, que asemeja a un gran buque. Hay que tener en cuenta que la memoria popular de la ciudad está plagada de enormes barcos que navegando por la ría, bloqueaban la vista de las calles, que es justo el efecto que consigue el Museo cuando se observa desde algunas calles adyacentes.
La zona ocupada por el Museo Guggenheim se encuentra en este punto a 16 metros por debajo del nivel del resto de la ciudad , por lo que pese a la majestuosidad del edificio (24.000 m2 de largo y 50 metros de alto) no pretende competir ni quitar protagonismo a los edificios que lo rodean. Con un simple vistazo es posible observar que el mejor trabajo del artquitecto canadiense fue la completa integración de un edificio tan singular en la ciudad. El mejor ejemplo de esto es el brazo que parece extender el puente de la Salve ¿a qué parece parte del Guggenheim? pues no, ¡el puente ha estado ahí desde 1972!
La “piel” metálica del museo se compone de placas de titanio de un tercio de milímetro, es decir, placas de titanio diseñadas especialmente para cada lugar en el que están colocadas, ya que la curvatura es evidentemente distinta en las diferentes zonas de la fachada. Dada la complejidad de las formas del museo hubo que determinar el diseño y lugar exacto de colocación de cada una de las 33.000 planchas de titanio.
Pero si hay algo del Museo Guggenheim que se ha hecho famoso por sí mismo y ya se ha convertido en un símbolo de Bilbao es Puppy, ¿no sabes quién es? es la escultura floral de Jeff Koons, ese perrito tan mono que en principio iba a ser temporal y que se ganó el derecho a quedarse en Bilbao dado el éxito que tuvo cuando se exhibió por primera vez.